Llegamos a la radio
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Llegamos a la radio

Llegamos a la radio

Hace un año, todavía no sabía nada sobre el destino de Té con Ciencia. Estaba disfrutando de mis vacaciones, ignorando cualquier detalle que me recordara la existencia de una pandemia (y eso que escribí un libro durante el Estado de Alarma).

Mi felicidad se terminó una semana después, a finales de agosto de 2020, cuando empecé a trabajar (o a pringar, mejor dicho) en un infierno que todavía hoy, un año después, me cuesta recordar.

Me voy a abrir una cervecita por el disgusto…

Pero hoy es un gran día. De esos que vuelven a subirte al cuadrilátero para recordarte tu objetivo (lo demás son distracciones por el camino). Un día para marcar en la agenda y, por qué no, para dar pie a mi siguiente desnudo (emocionalmente hablando, claro).

En unas horas salgo en A Punt. Una entrevista en la radio, en directo… Ay, qué nervios. Espero no sumergirme en esa negatividad perenne que me sale cuando escribo (me asusta asustaros, en serio). Venga, voy a hacer un par de ejercicios de relajación para quitarme esta sensación de “abrir la bocaza y liarla parda”.

La verdad es que el cuadrilátero estaba cubierto de una densa capa de polvo. No obstante, tras la llamada del programa, las ganas de seguir peleando y sobrevivir divulgando ciencia volvieron a resurgir, como el Ave Fénix. Las musas llamaron a mi puerta, trajeron cervezas, pusieron música y empezaron a contarme sus movidas y preocupaciones sobre todo lo que está ocurriendo en el planeta. Yo las escuchaba, sentada en el sofá, dando un sorbo a mi Turia y deseando que aquella reunión con mis viejas amigas no acabara nunca.

No me dejéis nunca, chicas

Y brindamos para celebrar el encuentro.

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